Se celebra en Argentina el Día del Bailarín de Tango, en honor al gran artista José Ovidio Bianquet.

La fecha elegida para conmemorar este Día se remonta al fallecimiento de José Ovidio Bianquet “El Cachafaz”. Se cree que fue la primera figura de la danza del tango en la historia, quedando el registro de su arte en la película “Tango”
Murió un 7 de febrero de 1942 en Mar del Plata a los 57 años, después de haber bailado su último tango en el escenario de “El Rancho Grande”.
Francisco Canaro, reconocido compositor, lo nombraba como “el Gardel” de los bailarines. Muchas de las figuras y los pasos que hoy se bailan, nacieron de la imaginación e iluminación del Cachafaz.
Según Francisco Canaro:
“Concurría con suma frecuencia a los bailes del Olimpo un personaje que ya gozaba de cierta popularidad: Benito Bianquet, El Cachafaz, a quien no se le cobraba la entrada, porque era una verdadera atracción; cuando él bailaba, la concurrencia entusiasmada le formaba rueda y él se floreaba a gusto haciendo derroche en las figuras del típico tango de arrabal.
Puede decirse sin temor a hipérbole, que El Cachafaz fue indiscutiblemente el mejor y más completo bailarín de tango de su tiempo. No tuvo maestro de baile, su propia intuición fue la mejor escuela de su estilo. Era perfecto en su porte, elegante y justo en sus movimientos, el de mejor compás, en una palabra”.
Ovidio José Bianquet fue un famoso bailarín de tango, más conocido como “El Cachafaz”. Nació en la esquina de las avenidas Boedo e Independencia, en el barrio de Boedo. Desde muy pequeño llamó la atención por su destreza en los movimientos corporales y, más adelante, comenzó a ganar popularidad como bailarín.
En 1911, compitió en un concurso de tango con grandes figuras de la época como Elías Alippi, Juan Carlos Herrera, Ambrosio Radrizzani y Enrique Muiño y obtuvo el primer premio.
Su apodo El Cachafaz significa “bribón, descarado, insolente, pícaro, holgazán” y, al aparecer era el juicio que en su juventud mereció de sus mayores, especialmente por su trato con las mujeres. También era conocido, por razones no documentadas, como Benito Bianquet.
En 1911, viajó a los Estados Unidos y al volver dos años después instaló una academia de baile. En 1916 actuó en Resaca, la primera de las 14 películas en las que participó. En 1919 estuvo en París, al parecer dando lecciones de baile a personas de la alta sociedad y para actuar en el mítico “El Garrón”, donde actuaba el músico argentino Manuel Pizarro junto a sus hermanos, pero regresó a su país.
Era corpulento, usaba el cabello engominado tirante hacia atrás, tenía rasgos aindiados y marcas de viruela en la cara y en las fotos y en el cine siempre posaba con gesto serio. Cuando bailaba el tango con cortes se vestía con saco negro y pantalón fantasía a rayas negras y grises, para el tango de salón usaba esmoquin. Tenía un compás único, era un creador de pasos y de “cortes” (así se llaman las figuras corporales que realizan los bailarines). Físicamente no era agraciado; sin embargo, irradiaba simpatía y eso cautivaba a las mujeres y creaba empatía con los hombres.
Trabajó mucho para las compañías de revistas de Francisco Canaro. Cuando viajaba extrañaba mucho su casa, el café de Corrientes y Talcahuano donde en las tardes ocupaba siempre la misma mesa y recibía a sus amigos, entre ellos Gardel.
Carmen Calderón decía:
“No era buen mozo, era feo como noche oscura y esa cara picada de viruela, pero su forma de ser era suave y simpática. Ahora, cuando se enojaba temblaban todos…Nunca uso revólver, de un cachetazo los dejaba dormidos…Tenía un don especial, elegancia y un compás único. Fue un gran creador de pasos, pero también tenía muchos cortes en común con José Giambuzzi, El Tarila”
Entre 1910 y 1929 tuvo como parejas en la vida y en el baile, a Emma Bóveda, Elsa O’Connor, que luego se destacó como actriz dramática del teatro y del cine, e Isabel San Miguel. Desde 1933 hasta su muerte, Carmencita Calderón fue su compañera, pero solo en la danza; con ella aparece bailando en 1933 en el filme Tango.
Su última actuación fue en un local llamado El Rancho Grande, en Mar del Plata, el 7 de febrero de 1942. Al terminar su presentación volvió a su alojamiento, donde al rato lo encontraron muerto por razones naturales. En su homenaje se instituyó el 7 de febrero como el Día del Bailarín de Tango.
FUENTE: Misiones Online