La cantautora e investigadora de la música indígena, propuso en el Encuentro Internacional “Pukuy Mutekeke” incluir los cantos ancestrales en la currícula escolar para permitir que las niñeces originarias accedan a los conocimientos que conforman su cosmogonía como una forma de articulación intercultural.

Charo Bogarín, distinguida por su trabajo musical de investigación de los cantos de los pueblos originarios del norte argentino, está a cargo de la conformación de la Fonoteca del Instituto Nacional de la Música (INAMU) en la materia, tarea que destacó como una manera de ofrecer este tipo de expresión “al mundo”.
Bogarin hizo estas consideraciones en el Encuentro Internacional de Semillas Ancestrales “Pukuy Mutekeke”, que se desarrolla de manera virtual desde el pasado 13 de febrero, organizado por el Museo Siglo XXI de Zapadores, Ciudad del Arte de Madrid, y del que participan los pueblos integrantes de la Alianza de Guardianes Indígenas de América del Sur y de México (AGIASyM).
En el encuentro, se interpelan los 12 lienzos pintados por María Gray durante su visita al territorio Huarpe Pynkanta de San Luis, Mendoza y San Juan, que en esta oportunidad puso en debate el rol de las niñeces y juventudes originarias en su tarea de sostener el legado de cada uno de sus Pueblos en la América Latina, a partir de la palabra “Neñe” que significa: camino.
En ese contexto, “La Charo”, como se la conoce popularmente, dijo que el escenario artístico “siempre es muy propicio para tejer y armar ese corredor cultural entre todas las etnias que conformamos tanto el territorio argentino como el territorio de la América Latina y de nuestro continente”.
“Me parece muy importante como adultos poner el foco en la juventud, sobre todo en los niños y niñas, y recuperar los saberes de nuestros ancentros y ancestras”, como aprendizaje primero, “a través de la oralidad”, explicó.
La artista reconoció como primera limitación en los procesos de interculturalidad en la educación, la falta “de las herramientas necesarias”, para transmitir el saber de nuestros antepasados.
De esta manera, resaltó que podríamos ir “criando a nuestras niñas y niños con esa cuestión cotidiana, de saber que somos un territorio conformado por muchas culturas, por muchas etnias, y que nos tenemos que ver de igual a igual”.
“Es muy fácil desde niños lograr impregnar esa sensación de que somos todos iguales, que es muy fácil aprender también las lenguas de las comunidades que están dentro de nuestro territorio, respetar nuestras culturas y saber la importancia de conservar y revitalizar estas lenguas ancestrales”, destacó la necesidad de una “educación articulada con la cultura y el arte” en la que se enseñe desde el jardín de infantes la materia de música, incluyendo en esas currículas los cantos en lenguas originarias”.
“A través de la canción se transmite mucho más que las formas musicales, se transmite toda una cosmogonía, una visión del mundo, el respeto a nuestros ancestros y ancestras, que son este legado vivo que tenemos”, amplió.
La investigadora recordó que desde el año pasado en Argentina se conformó una Fonoteca del canto originario, a través Instituto Nacional de la Música (INAMU), que consiste “en digitalizar, los cantos ancestrales que son todos traspasados a través de la oralidad”, en la que trabajan musicólogos y antropólogos y pondrá a disposición del mundo “nuestros cantos originarios”.
“Todas nuestras comunidades tienen el canto, algunos ceremoniales, otros nuevos que los jóvenes van componiendo” dijo y señaló que “hay gente de la comunidad Qom, por ejemplo, que hace trap o hip hop, en lengua Qom o Toba y eso es maravilloso, porque siempre hay que tener ese espacio de apertura para que los jóvenes aporten también lo suyo, para seguir manteniendo vivas nuestras culturas”.
FUENTE: Télam