Por Daniel Alejandro Medina.
Al oeste de las Sierras Grandes de Córdoba se practicaron particulares coreografías al bailar las danzas tradicionales del país. Un claro ejemplo de ello lo encontramos en la Jota, con sus variantes puntana y cordobesa. Otras variantes coreográficas fueron tomadas en el paraje Chuchiras (ejido municipal Las Tapias, departamento San Javier) por Justo Germán Nieto a José Medina (nacido en 1861) en 1921, siendo muy probablemente aprendidas en décadas anteriores.

En el centenario documento analizado, (que se encuentra en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano-INAPL-Buenos Aires), los compases de zapateo están claramente expresados; no así las partes que correspondientemente les siguen, las cuales he reconstruido (en base a una interpretación que como tal no deja de ser arbitraria) empleando para este artículo el vocabulario utilizado por los bailarines en la actualidad. En el original, a la vuelta entera, se la denomina: vuelta redonda; a la media vuelta: vuelta; al zarandeo/zapateo: zapateo; y al giro: vuelta final. La cantidad de compases se infiere del texto que podrá encontrarse en un próximo libro.
En el caso del Gato, la estructura musical y coreográfica es coincidente con la del Gato Cuyano. La Chacarera, a la cual podríamos denominar Chacarera Corta, Chacarera Transerrana o Chacarera Chuncana, se registró con 24 compases bailables, distribuidos de la siguiente manera:
Primer segmento coreográfico
- Zapateo y Zarandeo (8 compases)
- Media vuelta (4 compases)
- Zapateo y Zarandeo (8 compases)
- Giro Final (4 compases)
Segundo segmento coreográfico
- Zapateo y Zarandeo (8 compases)
- Media vuelta (4 compases)
- Zapateo y Zarandeo (8 compases)
- Giro Final (4 compases)
El Escondido, al cual podríamos denominar Escondido Corto, Escondido Chuncano o Escondido Transerrano, se registró con 40 compases bailables distribuidos de la siguiente manera:
Primer segmento coreográfico
- Vuelta Entera
- (8 compases)
- Zapateo y Zarandeo
- (8 compases)
- Vuelta Entera
- (8 compases)
- Zapateo y Zarandeo (8 compases)
- Giro
- (4 compases)
- Giro Final
- (4 compases)
Las estandarizaciones coreográficas provinieron de la academia del siglo XX con fines didácticos y pedagógicos; pero también con fines ideológicos solícitos con un tradicionalismo dogmático reticente a las diferencias y a los cambios que no fueran en beneficio de la oligarquía terrateniente y a la vez represor de las expresiones corporales y reflexivas que pudieran amenazar el statu quo. Por el contrario (al igual que hoy en otras danzas como el Tango, la Cumbia y el Cuarteto), los bailarines y los músicos populares gustaban de improvisar figuras, movimientos y duraciones. Por eso, las variantes coreográficas no son extrañas en el territorio argentino. Así, por ejemplo, existen las Chacareras (con vueltas de 6 u 8 compases) Simple, Doble, Larga y Trunca; los Gatos Cuyano, Cordobés, Correntino, Bonaerense, Polqueado y Porteño; muestras de cuanto es posible deconstruir el danzar “de memoria” o el danzar “por un camino impuesto” para adentrarnos en una interacción espontanea de la pareja libertariamente expresiva y/o reflexiva.
Ahora, podemos incorporar a la coreografía cordobesa en particular y a la argentina en general, estas dos nuevas/viejas variantes que enriquecen a la cultura regional y nacional.
El Pajarito, que en los ámbitos académicos suele enseñarse como una danza solamente puntana, en el oeste cordobés está relativamente próxima a convertirse en bicentenaria, junto con la Zamba, el Gato y el Marote. En contextos lógicamente diferentes a los de antaño, estas y otras danzas se siguen transmitiendo de generación en generación, de persona a persona; se siguen danzando a pesar de los intentos por quitarles contemporaneidad al presentarlas como danzas muertas por quienes consideran a una Argentina decolonial, una amenaza. En todo caso, son danzas vivas, escuchadas, tocadas, bailadas y conocidas por miles de argentinos a lo largo y ancho del país.
Cuadro sobre fechas de referencia en el oeste cordobés
1830, década: El Pajarito. 1840, septiembre: Zamba y Gato. 1840, octubre: Marote. 1863, marzo: Huella. 1863, marzo: Gato. 1863, otoño: Gavota, Cuadrilla, Contradanza y Minué Federal. 1874: Jota (7) y Gato. 1900: Gato. 1900: El chingolo (posible danza de pareja suelta). 1908: Gato. 1921: Gato (7), Aires (4), Cueca (3), Zamacueca (3), Marote (2), El Correntino (2), Mariquita (2), Cielito, Triunfo, Caramba, Huella, Chacarera, Jota, Zamba, Pericón y Escondido. 1929: Gato. 1939 a 1943: Zamba, Gato, y Chacarera. 1941: Gato y Zamba. |
Información detallada sobre el cuadro puede encontrarse en la publicación de las 3° Jornadas de Historia del Valle de Traslasierra en el trabajo titulado: Danzas de pareja suelta en el oeste cordobés (1830-1943); y muchas más muestras, datos, análisis y reflexiones en el libro: Danzas en el oeste cordobés (1830-1943), una historia en movimiento, que se encuentra en preparación con expectativas de publicación para mediados de 2022.
Daniel Alejandro Medina Músico/ Investigador (eldanymedina@gmail.com)
Felicidades Dani!!! Que importante es mantener encendida la variación de cada región.
Felicidades Dani 👏 excelente tu trabajo. Que importante dale vida a esa variedad, la regional.