La leyenda que es parte de la mitología chilota ha cruzado la cordillera y en algunos libros o escritos sobre este barco, señalan que la presencia de El Caleuche, se ha hecho sentir también en la Patagonia argentina y hasta aseguran que los han visto surcar el atlántico sur en medio de la niebla que el mismo barco origina en forma misteriosa para que su presencia pase inadvertida.
Las abuelas, por las noches cuentan con detalle la presencia del barco fantasma, cuyos tripulantes son marinos y pescadores que perdieron la vida en el mar y cuyos cuerpos que nunca encontraron, fueron llevados a bordo de El Caleuche, por otro ser mitológico, llamado La Pincoya, una mujer, especie de sirena, que también atrapa a los hombres desprevenidos que caminan por las orillas del mar.
El Caleuche es un barco fantasma, cuyo nombre mapuche proviene del mapuzungum que significa “transformar gente” debido a que los tripulantes de este barco son transformados en seres con una sola pierna, mientras que la otra pierna la llevan completamente doblada y pegada a la espalda. Hay una versión de quienes dicen que el barco mientras navega, hace sentir música como que se desarrollara una fiesta en cubierta y otros han escuchado hasta ruidos de cadenas. En todo caso, los marineros que aseguran haberlo visto, recomiendan quedarse quieto, sin hacer ruido, ni cantar porque al parecer la música que llevan, invitan a sumarse a la fiesta.
El capitán del barco es Millalobo, un brujo de mucho poder y a veces bondadoso con su tripulación, porque una vez al año, permite a los marineros, visitar a sus mujeres que dejaron viudas, para consolarlas y decirles que dejen de llorar porque se encuentran muy bien en El Caleuche. En esas visitas, le llevan regalos y dinero para un mejor pasar. Sin embargo, se cuenta que más de algún marinero de El Caleuche se ha llevado la peor sorpresa de su vida cuando al visitar a su mujer, la encuentran en los brazos de otro amor.
El Caleuche está condenado a navegar eternamente y siempre aparece en distintos puntos del litoral chileno, aunque también aparece en las costas patagónicas, donde hay gente que tiene pacto con Millalobo, al facilitarle sus casas para fiestas que cada tres años realizan a cambio de proporcionarles riquezas y prosperidad en sus negocios.
FUENTE: El Chubut