La familia es reconocida por ser los propios constructores y ejecutores de estos singulares instrumentos de viento.

Los hermanos Acuña de Villa Silípica, provincia de Santiago del Estero, representan una de las tantas familias que heredan el saber de sus ancestros. En ellos persiste aún la tradición familiar de ser luthiers y ejecutores del erke, este singular instrumento de viento, que posiblemente sean los únicos en seguir tocando este instrumento, en la localidad.
“Erke le decían los indios, nosotros le llamamos corneta”, supo decir el recordado Florindo Acuña, en su momento conocido como “el cornetista más famoso de Villa Silípica”, en un fragmento del libro titulado “Indios muertos, negros invisibles. La identidad santiagueña en Argentina”, del antropólogo José Luis Grosso.
Don Florindo partió de este mundo en 2016, pero su familia es heredera representativa de la ejecución del erque silipiqueño en la región, en cuantas fiestas patronales lo requieran.
Como una manera de poner en valor la existencia de este instrumento, desde la Dirección General de Patrimonio Cultural de Santiago del Estero, que tiene funciones de relevamiento, reserva, investigación y comunicación del gran patrimonio cultural, visitó a la familia Acuña, y difundió un video con la ejecución de este instrumento.
Un poco de historia
Según señala Grossi, el sonido emitido por esta “corneta” en Santiago del Estero es muy grave, la caña tiene un único agujero, su embocadura, por lo que no permite variación tónica.
En el cuerno de res que tiene atado al otro extremo, se echa un poco de agua, para que se produzcan vibraciones. Se sopla por impulsos, acompañando la percusión de los bombos, con un ritmo discontinuo. De cuando en cuando se integra a la torrentosa letanía de los bombos.
Su ejecución requiere la contención de gran cantidad de aire en los pulmones y ejercer una gran presión al expelerlo en cada soplo, por lo que produce gran cansancio, sobre todo si se va caminando y a paso ligero.
Los erques o “cornetas” también se ejecutan para recibir a los indios, es decir, a los “indios” que vienen corriendo desde árboles determinados, cumpliendo o haciendo una promesa. Cuando en Tuama, Manogasta o Sumamao se escucha sonar la corneta, es señal de que los “indios” están llegando.
Video de don Florindo Acuña y su erke en Coro Pampa, Silípica:
FUENTE: Periódico Sur Santiagueño