El Semillón, un vino para descubrir

Es una variedad proveniente de Burdeos, Francia. No es festivo ni jovial, pero sí clásico, ligero y simple. Una variedad por conocer y disfrutar en el paladar.

En el mundo del vino siempre quedan cosas por descubrir. Y entre las más interesante que ofrece hoy Argentina, contrariamente a lo que indica el olfato en el país de los tintos, se encuentra un blanco poco conocido, pero igualmente delicioso: el Semillón. Motivos no faltan. Si se busca un vino –olvidémonos por un segundo del color, así no hay prejuicios– que ofrezca aromas sugerentes de miel y de nardos, con un paladar amplio y la vez refrescante, es decir, un vino que llene la boca aún, cuando resulte algo etéreo, ese es el Semillón.

Es verdad, es un blanco. Pero uno atípico. Hablamos de un blanco que no es festivo ni jovial. Más bien todo lo contrario. Como esos amigos tímidos sin los que embocan el comentario justo en una reunión, el Semillón es como un actor de reparto que, de la mano de algún buen director, en este caso, productor de vinos, le da brillo suficiente. Ahí es cuando al beberlo uno se pregunta: ¿Cómo es que llevo tanto tiempo sin encontrar algo tan sutilmente delicioso?

La variedad

El Semillón o Sémillon –una es la castellanización del francés, que es el segundo– es una variedad de uva proveniente de Burdeos, Francia. Sería la blanca en la región de los tintos. El mismo rol que cumple en nuestro país, pero con muchas diferencias.

Mientras que allá se la emplea para hacer vinos acerados y de cierto tenue perfume, perfectos para marisquear, en nuestro país se lo ha elaborado como blanco simple, hasta hace más o menos una década. Fue cuando el enólogo Roberto de la Mota, un poco como error y otro como solución, decidió criarlo en roble para su línea Mendel y reinventó el estilo y volvió a darle vida a un clásico.

Clásico, porque de Semillón eran los vinos de mostrador y estaño en el pasado. Los blancos simples de pizzerías y boliches de a pie, en la mesa de los argentinos que bebían sobre todo blanco en la década de 1960 y 1970, el Semillón era el corazón de todos ellos. Norton incluso tiene en sus cavas vinos desde aquel tiempo porque, si algo tiene el Semillón, es que envejece majestuosamente bien.

Algunos datos numéricos dan cuenta de este asunto. En 2002 aún quedaban unas mil hectáreas de Semillón. Hoy apenas hay unas 604 en toda la Argentina. Es decir, se arrancó o eliminó un 40% de ellas. Con este resabio, los productores de vino sin embargo y siguiendo el éxito de Mendel 2009, comenzaron a explorarlo con diversas crianzas e incluso sin ellas, hasta crear un grupo de blancos que proponen un paladar delicioso para la Argentina.

Los blancos de Semillón

En los Semillón que componen la vanguardia actual hay dos grandes grupos. Los que están marcados por una crianza en roble y aquellos que apuestan por la frescura. Particularmente es interesante el primer grupo, porque está lejos de los Chardonnay mantecosos aún cunado ofrece un trazo de untuoso que suma.

Entre estos, los ejemplares interesantes son El Enemigo 2019, Teho 2019, Tomero Single Vineyerd 2018, Mendel 2020 y Riccitelli 2020 (críado en foudres). Están ordenados de mayor a menor incidencia gustativa de la crianza, pero todos, ofrece un perfil sosegado, terso y de paso envolvente y untuoso sin ser avasallante, con una aromática de miel y acacia y nardos, que se ofrece como vinos para descubrir en sus sugerencias más que en sus obviedades.

Luego, el otro grupo, los que no tienen crianza en roble, abrevan en la vieja escuela de blancos ligeros de la Argentina, claro que aggiornados en estilo. Criados con levaduras, generalmente en huevos de concreto, ofrecen un aspecto moderno y austero, con textura de crema y perfil de miel. En este grupo se inscriben blancos como Polígonos de Valle de Uco 2019, Nieto Senetiner 2019, Norton Altura DOC 2020, Zaha 2019 y Humerto Canale Old Vines 2019, heredero directo de aquellos Semillón que la casa de General Roca exportó en los setentas. Entre esos dos estilos hoy se consuma la oferta para un blanco más otoñal que veraniego.

Probarlo, marcará el inicio un camino de ida.

¿Dónde está plantado?

De las 604 hectáreas que hay en el país, Mendoza tiene 543, Río Negro 36 y San Juan 34. En Mendoza, a su vez, el corazón está en Tupungato, en el Valle de Uco, 165 ha, seguido de cerca por Luján de Cuyo con 137. Como nadie planta hoy Semillón los vinos están elaborados de viejos viñedos.

FUENTE: LMNeuquén. Por Joaquín Hidalgo

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