Jorge Suligoy: “Para nosotros el chamamé es un estilo de vida”

Por Marcela Espinosa

El reconocido músico de amplia trayectoria, junto a su hijo Iñaki, le puso la sonoridad y la alegría al ritual de la mateada, en la última jornada de “Matear”.

Este fin de semana se realizó en la Rural de Palermo, Buenos Aires, “Matear” la fiesta del mate organizada por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Durante 3 días, los visitantes pudieron recorrer los stands de más de 100 expositores, que ofrecieron charlas sobre ciencia, salud, gastronomía, desarrollo e innovación en yerba mate; además, conocer destinos turísticos asociados a la historia y a la actualidad de la actividad yerbatera, adquirir accesorios para la mateada y por supuesto, una gran variedad de marcas de yerba mate.

Y qué mejor que acompañar una mateada con unos buenos chamamés, para ello se hizo presente Jorge Suligoy, invitado por Mate Rojo, empresa que siempre apoya su trabajo. Luego de su actuación en diálogo con El Chasqui Cultural, nos contó sobre sus sensaciones en cuanto a la feria y la actualidad del chamamé.

El público, en la Feria lo recibió con mucha alegría

—Sí, el chamamé tiene eso, yo creo que nuestro pueblo es muy perceptivo, se da cuenta cuando es auténtico, cuando es una alegría verdadera, y para nosotros es una alegría verdadera, es un estilo de vida el chamamé, es la música más linda del mundo, yo no tengo ninguna duda. Nosotros hacemos esta música con mis hijos Iñaki e Imanol, así que más no puedo pedir.

Más ahora con el reconocimiento de la Unesco para el chamamé como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

—Por ahí hay que entender ese reconocimiento más como un compromiso para seguir trabajando que como un premio, porque en realidad la Unesco no manda palmas y felicitaciones, manda muchas cosas que hay que hacer para sostenerlo en el tiempo. Por ejemplo, Las Ruinas de San Ignacio, en Misiones, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, pero cada 2 años se tiene que hacer un estudio para ver si se han preservado esas cosas, si se han mejorado, si no te lo sacan.

¿Cómo se puede trabajar en ese sentido?

—Nosotros estamos con la idea de que podemos hacer algo mejor con el chamamé, por ahí no mejores chammés, pero si buscar la manera de tener buenos instrumentos, cantar mejor, comunicar mejor. Mucha gente sabe tocar bien y le cuesta esta parte, la dialéctica para poder contarle a los demás, no siempre tenemos una guitarra o un acordeón para mostrarlo, a veces hay que saber contarlo también, y como dije para nosotros el chamamé es un estilo de vida, así que 110% metidos en este proyecto.

Este reconocimiento de la Unesco se puede tomar entonces como un lindo compromiso para las autoridades, y los distintos actores de la sociedad para darle al chamamé el marco que se merece

—Sí, y entender que esto no es un ruidito agradable, sino que cuando uno escucha un chamamé ahí adentro, en 3 minutos de música vienen historias, anécdotas, dolores, angustias, el laburo de la gente, la pobreza de nuestra gente, la riqueza de nuestras comidas, danza, nuestros bichos. El chamamé es uno de los géneros que más le ha cantado a la ecología, puedo hacer un listado “El guazuncho”, “El tero”, “La calandria”. Hasta Antonio Tarragó hizo un tema que se llama “El protozoario” que está dedicado a un unicelular, ni una ameba es, sin embargo, tiene su tema. Y en estos tiempos que se habla tanto de eso, el chamamé siempre ha sido de venerar a la mujer, respetar el lugar que naturalmente tiene en la sociedad. El que niegue que es la mujer la que maneja el mundo, está mintiendo. Te digo porque estoy casado y no soy ningún dominado, tengo toda la libertad, pero le pregunto a mi mujer porque es más sabia que yo, soy práctico, para qué le vamos a dar tanta vuelta. Nosotros consideramos que desde ese lugar se muestre el chamamé, que es una cosa compleja, integral y accesible a la vez.

Y viva, porque los autores siguen apareciendo

—Siguen apareciendo, además hay muchas obras que todavía no hemos recorrido, hay casi 8.000 obras registradas en SADAIC, imaginá las que no están registradas, debe ser la misma cantidad o más, y nosotros nos permitimos seguir acrecentando eso con alguna obra propia, pero siempre rescatando obras de los de antes, porque hay que unir esas dos cosas, no hay que renegar del pasado. Yo estoy muy orgulloso de la historia que tengo, por eso puedo tener memoria, y enorgullecerme de ser parte de esa historia. Sin raíces no hay nada.

¿Pudo recorrer la Feria?

—Sí, está muy lindo este “Matear” muy buena idea, además, nosotros que tomamos mate, nos vivimos pasando los datos “¿probaste tal yerba?”, alguno cree que descubrió la pólvora y es una yerba que hace 40 años que está, pero te cuenta la historia, porque el tipo ya se metió en internet y averiguó quienes son los dueños, que es del abuelo que vino de Ucrania, etc. Así que es muy bueno esto porque nos simplifica el campo como para ir conociendo las marcas, y otros productos, porque hay hasta cerveza hecha en base a yerba mate, así que bienvenido todo.

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