A sus 86 años, el destacado chamamecero sigue tocando acompañado de su bandoneón como hace seis décadas. El jueves 7 le entregarán la Ordenanza N°7223 otorgada por el Concejo Deliberante en Casa Ñanderekó, ciudad de Corrientes. Tiene unos 40 discos y más de 500 composiciones.

Cada vez que ejecuta su bandoneón, sus melodías desprenden esos encantos que van directo al corazón, música que, a José Octavio Aranda, o “Paquito” como todos lo conocemos, lo convierte en algo similar a un poderoso de esta tribu que abraza el chamamé. Su sobrado talento como músico y su capacidad creativa y de composición lo ratifican como uno de los máximos referentes del género, logrando, además, entre tantos reconocimientos, el título de “Ciudadano Ilustre” declarado días atrás por el Concejo Deliberante de la Ciudad.
“La música para mí es todo”, había expresado Aranda en una entrevista con época, expresión que resume todo lo que representa el chamamé para él. El próximo jueves 7, a las 19hs, en Casa Ñanderekó (25 de Mayo 1141, Corrientes) se realizará un acto de homenaje al músico, en el cual el concejal Héctor Torres, autor del proyecto de declaración, le entregará la Ordenanza N° 7223 que le otorga este reconocimiento.
“Es un honor para mí poder ser parte de este reconocimiento y lograr esta declaración del Concejo Deliberante, el chamamé logró el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad y `Paquito´ Aranda es uno de nuestros músicos referentes que fue fundamental para que esto se lograra”, expresó el concejal radical.
Esta distinción viene en un momento muy especial para Aranda, que días atrás perdió a su compañera de vida y en un momento muy doloroso para él. “Después de todo lo que pasamos, esto es una caricia al alma. Viene en un momento muy especial para mí”, expresó el músico. Con alrededor de 70 años de trayectoria musical, unos 40 discos, 300 temas grabados y más de 500 composiciones, Aranda es un artista muy valioso del chamamé y la cultura correntina.
Nació en un entorno familiar en el que la música fluía de manera natural. Sus padres y hermanos ejecutaban varios instrumentos, “y yo tenía que salir músico, no había otra alternativa”, expresó el reconocido músico. El bandoneón llegó a sus manos, luego a su alma, desde muy pequeño cuando un hermano mayor le había prestado su instrumento para que pudiera aprender.
A los 16 años ya integró su primer conjunto y hace 60 lo acompaña su bandoneón, el cual adquirió ahorrando y trabajando sin descanso. Sobre sus inicios comentó que comenzó a tocar solo con 14 años. “Sin ningún maestro. Aprendí solo y sigo aprendiendo. En esos días, cuando era chico, en mi casa no había luz, nos alumbrábamos a candiles. Agarraba el acordeón y no me gustaba porque no tenía semitonos así que de entrada me gustó más el bandoneón. No teníamos radio así que tampoco podía oír a otros músicos tocar. Fui intuitivo y autodidacta”, recordó en una nota realizada por época.
Por estos días, dirige su proyecto solista con el acompañamiento de su hijo Dante en guitarra, con quien se presentó en la última edición de la Fiesta Nacional del Chamamé al cual sólo faltó en una edición “y fue por fuerza mayor”, aclaró el propio “Paquito”.
Sus primeras melodías
Considerado uno de los eximios bandoneonistas del chamamé, “Paquito” Aranda sigue a sus 80 años tocando con la misma frescura de sus años de juventud. Una de las épocas que marcaron profundamente su estilo y su impronta en el chamamé fue a los pies de la década del ‘50, cuando las reuniones con amigos lo llevaron a conocer a guitarristas como Ramón Pérez y “Romerito”, ambos músicos libreños con quienes se animó a transitar por los caminos del chamamé de manera profesional.
Dos años más tarde, junto a Ramón Pérez y José Dávalos (reemplazado luego por Claudio Ferrari), ingresaron como músicos estables de la emisora “LT12 Radio General Madariaga” de Paso de los Libres, en la que permanecieron por varios años. Contratados por la filial de “Radio Belgrano”, en 1960, viajaron a Santiago del Estero donde por espacio de un mes realizaron presentaciones en “LB 11”. En esta etapa recibió sus primeras lecciones de teoría musical de la mano del maestro rosarino Atilio Cabestri.
FUENTE: Diario Época